AYUNOS Y ABSTINENCIAS

Paradójicamente, después de haber ridiculizado, en ciertos ambientes, estas prácticas multiseculares por antiguallas, resulta que ahora son modernísimas. Para un vegetariano, por ejemplo, que ni siquiera prueba la carne, resulta ridículo que solo se aconseje no comerla ¡ocho días al año! O, para una persona que hace ayuno intermitente, se le indique que basta con hacerlo ¡dos días al año!

DE LO MONSTRUOSO

El quimérico Frankenstein es paradigma de lo monstruoso, no solo desde el punto de vista de la armonía de sus miembros, que lo hace bascular de manera torpe y aberrante, sino la de una criatura fabricada por quien usurpa el puesto del Creador usando restos escombrados. No en vano, la novela de Mary Shelley lleva por subtítulo «el moderno Prometeo», pues el engendro resultante ha sido hecho, fabricado, producido como efecto del ingenio del hombre, de su ciencia y de su técnica pervertidas por su afán prometeico de hacerse a sí mismo.

Las cookies nos permiten ofrecer nuestros servicios. Al utilizar nuestros servicios, aceptas el uso que hacemos de las cookies. Más información.