GLOBALISMO-MASA Y EDUCACIÓN
Ya Ortega y Gasset avisaría (‘La rebelión de las masas’) sobre esa tendencia masificadora, que en educación definiría la insuficiencia de lo técnico.
La educación nos conduce a la vida lograda, a tener un proyecto de la propia existencia coherente y realista que nos impulsa con ilusión hacia el futuro. Educar es ayudar a alguien para que se desarrolle en plenitud en los diversos ámbitos de las habilidades y aptitudes personales, mediante la adquisición de conocimientos y valores que integran la propia personalidad. Los contenidos de esta área se dirigen especialmente a la motivación, estimulación, creatividad y responsabilidad para un mayor rendimiento escolar y una mejor adaptación social. También para aprender a aprovechar el tiempo libre. En definitiva, ayudar a prepararse para afrontar los retos de una sociedad del conocimiento.
AGEA recoge perspectivas muy enriquecedoras e innovadoras sobre la educación, fruto de la experiencia y conocimiento de profesionales dispuestos a ayudar a padres, educadores y cualquier persona interesada en el proceso de formación de la persona.
Ya Ortega y Gasset avisaría (‘La rebelión de las masas’) sobre esa tendencia masificadora, que en educación definiría la insuficiencia de lo técnico.
Promover hechos que interesan sobre todo a grupos de un sólo signo político, parece que esos acontecimientos no se hallan a la altura de la Magna Institución
Si las pantallas, incluida la IA, suplantasen la relación humana, se contribuiría a suprimir la persona, entendida ésta como centro de la sociedad, la política, del estado… de la historia
Hay, como en toda sociedad viva, un ethos que conjuga actitudes, ilusiones, esperanza, esfuerzo… que une a los agricultores o ganaderos entre si y a los abuelos con los nietos, mediante los padres. Pero, si un eslabón valora su labor como irrealizable, la cadena se rompe y la carga (el agro) se cae y esparce: no sirve.
Es como si los estudiantes estuviesen en el aula haciendo «nada», y hemos de conocer que la crisis consiste en que estar en el aula no es lo mismo que educarse
Esta ley trans, que promueve el gobierno, ata las manos a los padres, ya que los disfóricos podrían pedir las operaciones sin que sus padres lo sepan o lo aprueben. Ante tal panorama, confíenos en la profesionalidad y sentido común de los docentes, incluso para que no secunden a conferenciantes y “voluntarios”, que tratan de influir sobre los alumnos.
Pero que, conociendo la realidad, que dista mucho de la perspectiva burocrática, cada aula, cada relación de enseñanza-aprendizaje, cada centro posee una peculiaridad tan propia que ningún protocolo puede abarcar. La “protocolorización” puede empobrecer la educatividad de la institución en todos sus niveles.
Entre elglobalismo y el patrioterismo, situamos la educación en el patriotismo, según la unidad en la variedad. Pero, es más dañina es la tendencia, muy expandida, que pretende reducir lo patrio a cero, para enseñar sólo asignaturas científico-técnicas, no-éticas
La justificación formal de tal pretensión estaría respaldada porque la nota para entrar en estos estudios es baja. Pero, no se ha de atender sólo a competencias “peladas” sino emanantes de una buena formación. En esto, el docente ha de poseer buena cultura para disponer de madurez, a la vez poder educar a los que, por edad, no han llegado a la auto-posesión de sí (inmadurez).
La educación debe estar al servicio de cada alumno, no ha de poner a las personas al servicio de una quimera