DE LO MONSTRUOSO

El quimérico Frankenstein es paradigma de lo monstruoso, no solo desde el punto de vista de la armonía de sus miembros, que lo hace bascular de manera torpe y aberrante, sino la de una criatura fabricada por quien usurpa el puesto del Creador usando restos escombrados. No en vano, la novela de Mary Shelley lleva por subtítulo «el moderno Prometeo», pues el engendro resultante ha sido hecho, fabricado, producido como efecto del ingenio del hombre, de su ciencia y de su técnica pervertidas por su afán prometeico de hacerse a sí mismo.

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