AGUA PARA CATALUNYA
Hace años se abandonó cualquier política de ayuda entre cuencas hidrográficas. Se olvida que contribuye sentirse respaldados frente a la adversidad. Se hizo mal usándola como arma política arrojadiza
Las ciencias básicas y las tecnologías aplicadas plantean profundos problemas éticos, sociales y ecológicos. Proponemos el principio de precaución como forma de evitar daños irreversibles, especialmente cuando se carece de certeza científica y predomine el afán de rentabilidad económica. El papel que desempeña la bioética en la ciencia y la tecnología es esencial para que estén al servicio de la humanidad. Las Ciencias de la Salud ayudan en la promoción del bienestar físico, mental y social de los seres humanos.
En este apartado, el blog de AGEA ofrece trabajos realizados por profesionales o profundos conocedores de las temáticas de referencia. Información de calidad en forma de estudios y artículos divulgativos, críticas literarias o crónicas de nuestras actividades y conferencias:
Hace años se abandonó cualquier política de ayuda entre cuencas hidrográficas. Se olvida que contribuye sentirse respaldados frente a la adversidad. Se hizo mal usándola como arma política arrojadiza
Hay que transitar del modelo actual en el que la mayor parte de la energía la obtenemos del carbón, petróleo y gas natural, a otro modelo descarbonizado. Y esto, no se hace deprisa y corriendo, por mucho que se quiera
El papa Francisco considera que el trasfondo último es cuidar de los que nos rodean, las personas, ya que, según la visión cristiana, son nuestros hermana/os; y todos hemos de custodiar de la Creación, siguiendo el mandato original del Génesis (2, 15), pues formamos parte de ella: si destruimos el planeta no hay humanidad
El progreso existirá, sin duda, pero confinado a los ciudadanos pudientes. El resto se tendrá que conformar con lo puesto
Una ciudad bonita, y Valencia lo es, hay que cuidarla, porque supone una inversión que revierte en todos: los que la habitamos y los que la visitan
No vamos a ser tan ilusos como para pensar en la abolición; pero sí lo suficientemente realistas como para hacer que los daños sean limitados; y no dejar que haya hipermegaincendios que arrasen con todo lo que encuentran por delante. No es mucho lo que hay que gastar, pero sí lo necesario para que nuestro medioambiente no se vaya deteriorando a marchas forzadas.
A veces le preguntaba por alguna novedad, pero, como buen clínico, siempre mencionaba aquello de que del dicho al hecho hay un buen trecho. Que una cosa es lo experimental en laboratorio, y otra muy distinta la práctica clínica. Me llamaba la atención su sentido común: «Mira -venía a decir-, eso todavía no está comprobado»
He estado paseando varias semanas por los alrededores de la ciudad; y la verdad, me apena: aumenta la «despoblación» de cultivos: la huerta es, en muchos casos, una «huerta vaciada» invadida por la maleza y el abandono. Mal arreglo tiene el tema, si no hay una voluntad política decidida y constante y no mero efectismo.
Siempre me ha parecido inclemente, inhumano, pensar que todo se acaba y que no hay más allá. Que nos deshacemos en polvo y que la historia todo lo sepulta en las ruinas del pasado
El hecho, en sí mismo considerado, es, como decía, prodigioso: el Dios que no se conforma con ver los toros desde la barrera –permítaseme este símil taurino-, sino que se abaja a la arena y se arriesga, desde la condición humana, a ser uno de nosotros, con todo lo que ello comporta de limitación, vulnerabilidad y mortalidad. Se pone a nuestro nivel, como un padre en cuclillas se abaja hasta su hijo, mirándole a los ojos, para darle confianza, paz, sosiego, después de un tropezón.