¿SOMOS UN EXPERIMENTO?
El rudo, de manera tosca, sin distinguir, se atreve a exponer sus rudimentos como si fuera un edificio sólido
El rudo, de manera tosca, sin distinguir, se atreve a exponer sus rudimentos como si fuera un edificio sólido
El rudo, de manera tosca, sin distinguir, se atreve a exponer sus rudimentos como si fuera un edificio sólido
No hay que olvidar que la calidad de vida depende de las actitudes con que afrontamos los retos y las decepciones vitales; y si sabemos incorporarlas con sabiduría a nuestro modo de ser, sin sucumbir ante una vida frenética, ruidosa y estresada.
Quevedo dejó escrito en Los Sueños que si «murieran las almas con los cuerpos, se sigue que el animal del mundo a quien Dios dio menos discurso es al hombre, pues entiende al revés lo que más importa, esperando inmortalidad; y seguirse ha que a la más noble criatura dio menos conocimiento y crió para mayor miseria la naturaleza humana».
Pero, tal y como están las cosas, con el sexo hemos topado. Lo que para cualquier otra patología se hace, para ésta no: hay que ceder al antojo. Y luego…, pues a reclamar al maestro armero.
Como escribe John Keat, en su poema sobre la esperanza, «Siempre que el destino de aquellos a quienes guardo más afecto/ susurra a mi pecho una historia de aflicción y tristeza/ ¡Oh, Esperanza, de mirada luminosa, reanima mi ilusión marchita;/ Y déjame, entretanto, tomar prestados tus más dulces consuelos!».
La teoría ‘queer’ es la manifestación más flamante y ‘chispeante’ del feminismo (?). Propugna que el sexo no está en la biología, sino que es un constructo social; y que cualquiera puede sentir disforia hacia su género-sexo y cambiarlo por el contrario género-sexo
El drama de nuestro tiempo es la pérdida de la esperanza. La actual pandemia nos está poniendo en un brete, pues la soledad, que se convierte en congoja, acompaña a muchos de los nuestros, enfermos y hospitalizados, especialmente los más mayores y necesitados de compañía.
La paciencia es dar tiempo a los demás. Las personas, como el buen vino, encerrado en barrica, maduramos poco a poco. Tampoco uno es perfecto; y los demás han de “soportar” nuestros defectos
La paciencia es dar tiempo a los demás. Las personas, como el buen vino, encerrado en barrica, maduramos poco a poco. Tampoco uno es perfecto; y los demás han de “soportar” nuestros defectos