A CAPÓN

Las prisas, que son malas consejeras, y las ideologías que son peor todavía, van camino de endilgarnos una ley trans que es un desatino. Cuando no se tiene claro que ser hombre o mujer es una realidad biológica, sino que se considera un mero rol que se puede cambiar a gusto, empezamos como con las vacas locas: que en lugar de darle pastos herbáceos le dábamos a comer harinas procesadas de carne y pescado: un jaleo; y las pobres se volvían locas. Nos costó darnos cuenta, pero se ha rectificado. Y ya parece que están cuerdas

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