DESARROLLO Y BRUTALISMO
Gracias al progreso bueno, ya no se necesitan, como decía el poeta, las manos presas, ni sudores ardientes, ni trabajos agotadores: desde una cabina de una máquina robotizada, con aire acondicionado y música clásica, se ejecuta la tarea del olivar: la labranza, la poda, el abono, fumigar, recolectar la cosecha, etc.; pero el paisaje es un bien intangible que no tiene precio, sino valor, como tantas cosas en este mundo.