
Publicado en Levante, 14 de mayo de 2025
Mi amigo tiene depositada una ilimitada confianza en que le responderé con verdad y sin rodeos. Me ha preguntado qué es lo que ha pasado con el apagón. Él es de letras y servidor de ciencias; y considera que debo de saber de lo que él no sepa (y al revés). Aunque puede ser un chupinazo de autoestima, no deja de ser un brindis al sol si supiera lo que sé de electricidad. Me solicita aclaración sobre qué es lo que ha ocurrido, como si uno fuera el oráculo de Delfos que adivina lo que nadie sabe todavía, y cuando digo nadie, por supuesto incluyo al gobierno que tampoco lo sabe, y que en cuando lo sepa, lo camuflará. No sé si alguno de los tropecientos asesores bien ‘pagaos’ a su disposición sabrá algo. Me temo que no mucho. Pero lo primero, y por si acaso: despejar balones. Ya han anunciado que van a pedir explicaciones exhaustivas a las energéticas ‘privadas’ (palabra talismán) sobre el apagón y solicitar responsabilidades; y que caerá todo el peso de la ley sobre ellos (los otros), pues al parecer, los muy avispados, ya lo saben. Lo que pasó fue que Spain is diferent y aquí no se respeta ni el primer principio de la termodinámica: la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma. En un tris tras, por arte de birlibirloque, súbitamente, desaparecen 15 gigawatios del sistema esfumados por el sumidero sin que ni Blas se haya enterado. ¿Meigas?, haberlas haylas.
Como es natural, quien más responsabilidad tiene en el asunto, una vez aclarado por todos los servicios de inteligencia del mundo mundial que de ciberataque nanay de la china (nunca mejor dicho), tardó más de 48 horas para decir que… ella no dimite. Me refiero a la presidenta de Red Eléctrica Española (Redeia). Y no es que no sea una mujer inteligente, pero es evidente que, siendo registradora de la propiedad, no está a la altura de los ingenieros en electrotecnia y que quizá ande escasa en algunos conceptos como son los watios, voltios, amperios o hercios, lo que no es de extrañar.
A mi amigo ya le he dicho lo que pienso: no te lo dirán. Enredarán todo lo que puedan achacándolo a Bruselas, a las eléctricas, al tiempo meteorológico, fluctuaciones o al lucero del alba, que igual sirve para un roto que para un descosido. Como si aquí no supiéramos, después de 6 meses, cómo las gasta el personal con la dana. Y mi pregunta ahora es si nos enteraremos alguna vez de lo sucedido: quizá, dentro de 10 años, un juzgado nos explique en 9.000 folios lo que pasó. Y ¿volverá a suceder? En eso tienen pocas dudas los que saben, si no se hace nada como hasta ahora. Y si consideramos el nivel de quienes son puestos a dedo por los jefes del cotarro, pues eso. Y en cuanto a la razón de lo que ha pasado, ya no tengo duda, como millones de españoles: incompetencia.