ES NAVIDAD
El hecho, en sí mismo considerado, es, como decía, prodigioso: el Dios que no se conforma con ver los toros desde la barrera –permítaseme este símil taurino-, sino que se abaja a la arena y se arriesga, desde la condición humana, a ser uno de nosotros, con todo lo que ello comporta de limitación, vulnerabilidad y mortalidad. Se pone a nuestro nivel, como un padre en cuclillas se abaja hasta su hijo, mirándole a los ojos, para darle confianza, paz, sosiego, después de un tropezón.