LA LUZ DE LA ESPERANZA
Quevedo dejó escrito en Los Sueños que si «murieran las almas con los cuerpos, se sigue que el animal del mundo a quien Dios dio menos discurso es al hombre, pues entiende al revés lo que más importa, esperando inmortalidad; y seguirse ha que a la más noble criatura dio menos conocimiento y crió para mayor miseria la naturaleza humana».