MOMENTOS DE LUZ

Platón prosigue la labor comenzada por su maestro. Considera que lo que indagaba Sócrates no es un mero constructo humano: hay algo superior, una idea objetiva que nos trasciende. Y esa es la deidad, de la que solo vemos en esta vida un pálido reflejo –como se describe en el mito de la caverna-, pero objetiva las cosas y a nosotros. Desde entonces sabemos que no da lo mismo una cosa que su contraria; una verdad que una mentira.

Las cookies nos permiten ofrecer nuestros servicios. Al utilizar nuestros servicios, aceptas el uso que hacemos de las cookies. Más información.