AFLICCIÓN
Como escribe John Keat, en su poema sobre la esperanza, «Siempre que el destino de aquellos a quienes guardo más afecto/ susurra a mi pecho una historia de aflicción y tristeza/ ¡Oh, Esperanza, de mirada luminosa, reanima mi ilusión marchita;/ Y déjame, entretanto, tomar prestados tus más dulces consuelos!».