DESARROLLO Y BRUTALISMO

Gracias al progreso bueno, ya no se necesitan, como decía el poeta, las manos presas, ni sudores ardientes, ni trabajos agotadores: desde una cabina de una máquina robotizada, con aire acondicionado y música clásica, se ejecuta la tarea del olivar: la labranza, la poda, el abono, fumigar, recolectar la cosecha, etc.; pero el paisaje es un bien intangible que no tiene precio, sino valor, como tantas cosas en este mundo.

DESOLACIÓN INCENDIARIA

hay algo insistente y persistente, al que no prestamos atención ni ponemos remedio. Me refiero a la desolación que nos asola de los incendios forestales. Porque tal y como está planteado no tiene solución. Nuestros montes están destinados a regenerarse periódicamente a través del fuego: en la naturaleza asilvestrada y montaraz es la ley; y las plantas están preparadas con altos contenidos en polialcoholes, fenoles, resinas y gomas, aceites esenciales, etc., par arder y regenerar el ciclo de la vida.

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