CERRANDO HERIDAS
Muchos hemos perdido en esta pandemia a amigos y familiares. Y no hemos podido despedirlos: se fueron solos, quizá acompañados por un ángel de la guarda, una enfermera, una auxiliar, un sacerdote, que mano con mano les acariciaban con los guantes de latex mientras exhalaba el último suspiro