¿QUÉ VALORES PARA EDUCAR?

Publicado en Las Provincias, 2 de julio de 2021

Sí, es una pregunta que a estas alturas del año demanda que cada familia, cada escuela y todos los educadores se la formulen ya.

Los padres: porque en estas dos quincenas comienzan una nueva etapa anual que debería reintegrar los valores, que fundaron su matrimonio, para averiguar si hay desvíos que corregir.

Las escuelas: ya que al finalizar el año académico deberían valorar si el proyecto educativo –PEC– se ha satisfecho. Es decir: evaluar si cada estudiante ha dado de sí lo que pudiese, así como si el sentido de los procesos educativos no han perdido el norte. Esto se dice porque la escuela no debe convertirse en una brújula que no guía.

Sin embargo, planteo “qué valores”. Y esto podría ser peligroso. Plantear valores mínimos, sociales, como: justicia, democracia, tolerancia, libertad… y similares, resulta ambiguo. Por ejemplo: ¿libertad es hacer lo que cada uno desee?, ¿hay algún freno?, ¿es lo mismo que capricho? Ésta, unida a justicia, ¿cabe que mi antojo sea ley y lo reclame como justo? ¿Es tolerancia dejar que cada cual haga lo que desee, aunque torpedee las normas comunes de la escuela o del hogar? ¿tolerar es abstenerse de actuar ante actos injustos? Etc…

Pero, hay un añadido preocupante: los valores sólo son ideas-fuerza. Tales forman el pensar del alumno. Pero, los estudiantes pueden ser enseñados con los valores del proyecto educativo de centro–PEC– y, por dar mensajes contradictorios en las enseñanzas, resultar neutralizados unos por otros. Por ejemplo: enseñar que libertad es hacer lo que a uno le viene en gana, o, a la contra: que uno actúa siendo responsable. Así se anula la libertad del escolar. Y, también, si un alumno recibe por dos docentes, o por uno en situaciones distintas, contradicciones en los valores, se le marea, quedando bloqueado. Puede suceder que así no se eduque para que los ciudadanos del futuro tengan criterios claros para discernir sus conductas, analizar programas electorales, juzgar acciones de políticos…

Esto significa que a estas alturas del año, habría que hacer un estudio crítico sobre si las enseñanzas han desviado del sentido del PEC.

Por todo lo antedicho, es necesario que haya un PEC que señale coherencias y dé homogeneidad en valores mínimos, así comoapertura a una ética-religión máxima, respetando la variedad en cada estudiante.

Además, suponiendo que el desarrollo del PEC se haya enseñando coherentemente, ¿significaría que cada estudiante es capaz de efectuar los comportamientos a que tales valores invitan?

En realidad, hay un trecho entre valores, afectos y conductas-hábitos. Uno sabe valores, pero, ¿siente de veras le perentoriedad de practicarlos?, o ¿¡por un oído le entran y por otro le salen!?

Además, hay gente que se conmueve ante situaciones injustas, de dictaduras, de “…ismos”. Estos se alteran porque interpretan tales situaciones desde tales valores. Pero, enseguida cambian el chip y se olvidan. El lector puede experimentar lo dicho al reflexionar sobre sus visiones de TV. Un programa ofrece escenas sobre hambre en zonas determinadas, suelen sentir lástima, pero luego, al seguir un programa distinto,… se olvida, disfrutando del nuevo…

¿A dónde pretendo ir? Trato de convencer que, por mucho que se enseñen valores universales, como los aludidos arriba, si en casa y en las aulas no se enseñan (muestran, viven, contagian…) los valores humanos, tales enseñanzas tendrían poca incidencia en la configuración del carácter de los menores.

Simplificando, pero me parece que servirá, trato de decir… que los valores socio-democráticos necesitan delas virtudes humanas.  Por ejemplo: uno (educador y educando) sería poco solidario si no es comprensivo, generoso… Si no hay humildad (que no es complejo de inferioridad) no será generoso para ser justo. También, se puede confundir libertad con egocentrismo o egoísmo si antes no hay comprensión y disponibilidad con respeto… O, ¿cómo habría tolerancia si antes uno no es sereno, comprensivo…? Y, consecutivamente podríamos pensar sobre la necesidad del orden, la perseverancia, la obediencia, la autoridad… para enseñar y para aprender.

En suma. Los valores por sí no forman el carácter de los menores, pues no es lo mismo el saber (valores) que la virtud (hábitos). Y, además, los sentimientos valiosos igual que vienen se esfuman, y sirven poco para que los estudiantes se auto-controlen. Si la combinación de nociones sobre valores es precedida y envuelta con las virtudes humanas, la personalidad del alumno se arma, dando una voluntad fuerte, facilitando así la posesión de un carácter maduro.

Pensar sólo en valores para juristas o políticos es fácil, aunque equívoco para la educación. Además, el enseñar meros y mínimos valores puede facilitar la dictadura mediante su manipulación. Así han actuado y actúan los totalitarismos de antaño y de hogaño.

 

Salvador Peiró i Gregòri, PhD. Catedrático de Universidad (ua.es). Asociación de Grupos de Estudio de Actualidad.

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