¿PUTIN Y LA KOMSOMOL?

Publicado en Las Provincias, 13 de abril de 2022

Salvador Peiró i Gregori

Debido a la invasión de Ukrania por las tropas de Putín, uno se pregunta sobre lo que hay detrás de ello. Me llamó la atención su Decreto (29/10/2015) para institucionalizar una organización nacional de jóvenes. De hecho no me parece recordar que esté ligada a su partido, aunque si da la impresión que presenta aires nacionalistas. ¿Es sólo cultural?, si fuese política, ¿qué aires tomaría?

Lo más probable sería relacionar ese nuevo movimiento con un acto, que él presidió dos años antes, el 29/10/2013, rememorando el noventa y cinco aniversario de otra organización –soviética, en este caso– de niños y jóvenes: Komsomol (Комсомол).Pero, aquí no se trata de ligar sólo tales por las fechas: diez de octubre, sino de mostrar tendencias.

Durante el mencionado discurso del 95º años de la Комсомол, añoró el sentido de la organización de las nuevas generaciones, a la vez que señaló que esa idea muestra nuevas sendas, a lo que fue unida la expresión “destino de la patria”.

¿Está predestinada Rusia? ¿Está hablando de un paneslavismo? ¿Muestra relación esto último con la semejanza de su discurso (24/02/2022), preparatorio de la invasión de Ukrania, con el de Hitler para abordar Polonia, ambos motivados por proteger a ciertas minorías?  Para aquí, en materia de educación, habría que resolver estas cuestiones con otra: ¿De qué modo estaría ligando a la juventud en este supuesto paneslavismo?

Cuando a los ocho años se escolarizó a Putin, parece que no pertenecía aún a la Комсомол, pero por sus prácticas lúdicas y lecturas (Marx, Engels, Lenin) si parece que fuera miembro.  Lo cierto es que a los dieciocho ya se unió al PCUS (partido comunista), siendo fiel al mismo hasta su extinción, con el decaimiento de la URSS. Esta experiencia le informaría sobre el sentido de que el aparato tuviese a su disposición la masa de jóvenes para alimentar el régimen, ya que agrupaba a todos los de la Unión de R. Soviéticas. El Komsomol no sólo se aprovechaba para animar a la gente, hacer propaganda y juegos florales, sino que de este plantel salían los cuadros y la reserva del PCUS (Nomenklatura).

¿Cuál era la clave? La síntesis del plan formativo dentro de cada grupo del Комсомол es hinchar de propaganda, con culto a la persona; celebrar conmemoraciones, con lecciones adecuadas sobre el sentido del individuo-soviet; participación de cada muchacho en campañas; crítica social; revolución cultural dirigida… Se edificaba así al hombre nuevo soviético, nada autónomo (¡libertad, ¿para qué?! exclamaba Lenin) con nuevos modos de pensar, de hablar…inculcando nuevas conductas… Todo esto fermentado y fomentado por el esquema amigo / enemigo (¿suena?).

Así, los jóvenes eran controlados y dirigidos, sino que además, mediante éstos, las organizaciones de masas quedaban sujetas, como eslabones más. Era un estado totalitario, en donde cada uno no es considerado como persona sino como un individuo, atado a un todo al que está supeditado y por lo que se entrega.

Si tomamos la fuente de los nacionalismos y del comunismo, veremos que surgen de un idealismo, en donde ni importan los sentimientos, ni el diálogo, ni la comprensión, más que pasar directamente de la “idea de” a la actuación voluntarista. Pero, es un tránsito que se efectúa como proceso deductivista, más fruto de planificación de estrategias y tácticas, aplicadas sobre “individuos-peones de ajedrez” que de la realidad compleja, que es una sociedad. Sociedades, como la rusa y la ucraniana, que ya han palpado recientemente algo de libertad.

Considerando las frases pronunciadas (“nuevas sendas” y el “destino de la patria”) en la celebración del 95º aniversario de la Комсомол, me pregunto si trata de resucitar, no sólo eso, sino un estado totalitario con cáscara de patrio y meollo soviético.

Si así fuere, se debería recordar que, gracias a esos jóvenes, que guardaron la apariencia de la organización, por su actividad humanística, fermentaron los diversos grupos, mediante una crítica fructífera para evitar perpetuarse la mole de la dictadura soviética.

Las cañas se vuelven lanzas, pues la persona siempre resurge.

 

 

 

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