Publicado en Las Provincias, 29 de febrero de 2024
Salvador Peiró i Gregòri. Catedrático de Pedagogía
Por carreteras y ciudades los agricultores manifiestan sus inquietudes; pero, también los ganaderos y…, puntualmente convergieron los transportistas. Sobre todas las frases, se reitera: “el sector primario se muere”. Hay factores que presionan: encarecimiento de la energía, desabastecimiento de agua, la PAC con agenda 2030, que suponen una barrera burocrática. Consecuentemente, esto converge con la anterior tendencia despobladora, así que la España vaciada se amplía. ¿Se ha reflexionado y debatido en profundidad y en las Cortes sobre el tema? No me digo si se ha hablado…
Pienso que, si la solución consistiera en taparles la boca con euros, erraríamos y se agravaría la cuestión, pues estaríamos en trance de convertir el agro y sus quehaceres agropecuarios en un zoo. No se puede eliminar la iniciativa y esfuerzo, ya que se acabaría con la virtud del trabajo. Pues, ¿no dicen que los jóvenes se marchan?, ¿por qué será?
Hay, como en toda sociedad viva, un ethos que conjuga actitudes, ilusiones, esperanza, esfuerzo… que une a los agricultores o ganaderos entre si y a los abuelos con los nietos, mediante los padres. Pero, si un eslabón valora su labor como irrealizable, la cadena se rompe y la carga (el agro) se cae y esparce: no sirve.
Si desde el poder (si acaso gobierna este sector gente con aprendizajes librescos, alejados de la realidad, por saberse asignaturas irreconocibles en los problemas reales) se dictan leyes u ordenanzas que desconsiderasen ese ethos rural, estaríamos en otro caso de ingeniería social (pensemos que también ocurre con la política familiar, o en la administración escolar). Son tendencias que descorchan ese clima de protección de lo campesino. En ese sentido, se trataría de desdibujar ese clima positivo con la convergencia de algún medio de comunicación, o con estudiadas declaraciones, reflejo de actitudes negativas (por ejemplo, la de von der Leyen), que proponen medidas (¿las 18 de Planas?), que rechazan los agricultores como injustas.
¿Mueve a un pueblo el ideal de justicia? Si así fuese, significa que se plasma en ideal político operativo, que resuelve problemas, que se anticipa a los conflictos en pro de la paz. Ante estas manifestaciones sucede, pues, que como la gente tienen por su fe –activa o pasiva– la creencia de la justicia; ante hechos que sobrepasan el umbral crítico por el cual la situación es valorada como injusta, la existencialidad de los sujetos pacientes disciernen su situación con relación a lo que debe-ser, y sobreviene el amotinamiento y, esperemos, que en casos puntuales no acaben en “amok”.
Si el agro-pecuario han constituido una suma de identidades comunitarias, como conjunción de las identidades individuales, en tanto que se la respetare, no habría susceptibilidades; pero si se les ningunea, se vivenciarían ataques a una realidad compactada en valores, sentimientos y acuerdos.
La primera solución pasa por situar las exigencias a los productos importados al mismo nivel que las demandadas para los “nuestros” (son tan nuestros como de ellos: eso lo demuestran los aplausos de la gente, que les saluda). Luego, lo propio consiste en librar su espacio para que su identidad rural genere soluciones ante la competencia. En eso ha consistido siempre lo agropecuario, al menos mediterráneo, que es fruto de la creatividad de cada ruralidad.
En tales políticas, los cónyuges e hijos no están excluidos; por consiguiente, no deberían plantearse soluciones aisladas. Por ejemplo, la valoración de la familia y el matrimonio, según encuestas, es muy alta. Esto manifiesta que la concepción del mundo basado en la familia como célula social está introyectado conformando la identidad individual, pero los lazos entre tales unidades-base y los sujetos se han aflojado tanto que la identidad (concepción) socio-individual se está transformando en inconsistente. Así, la transmisión de técnicas, estilos de vida, los problemas, las soluciones (en este caso: de agricultores, ganaderos, transportistas, etc.) se tornan inviables. Hay que evitar una crisis profunda, el estallido por inanición…
Es tal estado de cosas, hay un atropello contra las instituciones, en vez de valorarlas y ubicarse en ellas, tratando de captar los problemas con-sintiendo desde dentro y con ellos. Así, se ha tomado la participación en la vida social, en cuyo seno se halla la educación, como una carrera para ser un ganador, pero sin comprensión, ni creatividad… por lo que no se exige esfuerzo; si todo lo desean dar gratis (eso no lo quiere el agro); en vez de ser una partida en donde importa saber para participar, puesta la mirada y el pensamiento en el punto final, para acertar con la acción libre y responsable.
Por consiguiente, la educación tiene mucho que hacer, evitar enseñar para alejarles de la realidad, no sólo a los agricultores, también a los diputados y ministros. Pues la tarea escolar no es cuestión de cantidad de medios, sino de elevar el pensamiento y fomentar la libertad (para); es capacitar para corregir el sentido de los hechos que dañaren el bien común.
¿Están en ello los…?